Los conejos chiflados

Los conejitos Mamá, Papá y Bebé viven en Villa Conejo, un lugar dónde todos son muy trabajadores. Papá quiere hacer unos hot cakes, pero descubre que no tiene queso y decide ir a casa de sus vecinos: los Upiti , quiénes son muy ricos y educados, y siempre se aterran con su sola presencia. Sus vecinos no tienen queso y ellos deciden buscar por todos lados hasta encontrar queso para poder comer hot cakes.

En Villa Conejo no deja de llover, todos están aburridos y encerrados a causa de la lluvia. Para los conejitos torpes esto no es motivo de aburrimiento ya que Papá arregla la gotera de su casa, haciéndola más grande obviamente, y eso provoca que la casa se inunde y la utilicen como alberca. Sin embargo, el día lluvioso se les hace atractivo para salir y deciden ir a la playa.Cometiendo varias torpezas, se encuentran con un musculoso conejo, llamado Buff, con el que se menten en varios problemas.

La ciudad de los conejos está padeciendo una sequía muy intensa y el conejo torpe encuentra un charco que se forma al derretirse unos cubos de hielo. Lo conserva y lo cuida hasta que, al desbordarse una represa, el charco crece y la corriente lo lleva hasta el mar. El aspecto de la ciudad cambia al Inundarse de agua y las flores florecen y el campo reverdece. Se denota la importancia del elemento agua para la vida de todo tipo.

La familia de conejitos encuentra una lámpara mágica mientras hacen la limpieza general de su casa en un día de invierno. Descubren que los poderes de la lámpara les ayudan a cumplir los deseos de muchos otros conejitos, recibiendo su lección el Astuto zorro.

Los señores Upiti, vecinos de los conejitos torpes, preparan todo para recibir al jefe de Bill Upiti, el Señor Grudge. Quieren que todo luzca muy ordenado y limpio. La pequeña Prissy no puede jugar con el Bebé, porque su mamá teme que se ensucie su lindo vestido. Sin Embargo, los conejitos torpes deciden ayudar, pero Bill teme que todo se eche a perder. Bill cree que descompuso el aparato para recoger hojas propiedad de nuestro amigo el conejito torpe. Ellos hacen todo lo posible por agradar el jefe de Bill y lo consiguen, a pesar del miedo que Bill tiene por quedar mal, las cosas resultan muy bien.

Los conejitos torpes se ven involucrados en el robo de una valiosa gema llamada "Lollapaluzzi". El autor del Robo es el doctor P. Bunny, pero los conejitos son acusados injustamente. A pesar de que intentan defenderse, nadie les cree; hasta que el propio doctor Bunny reconoce que fue él quien cometió el hurto. Los conejitos reciben una disculpa muy merecida por parte del jefe Muddy. Todos visitan el museo para admirar la valiosa gema y los conejitos disfrutan de un día muy feliz.

Los conejitos torpes son una familia formada por Papá, Mamá y Bebé; son muy torpes pero tienen un gran corazón y siempre tratan de ayudar a quien los necesita. Viven en Villa Conejo y su auto, en lugar de gasolina, usa miel. Se enfrentarán a la maldad de Astuto zorro, que estará muy atento para encontrar a algún ingenuo que se deje engañar; el jefe de la policía es el oficial Muddy, que siempre está de mal humor; la alcaldesa es la señora Ravitovitch; el jefe de Papá, es el señor Bunsen.

El profesor se encuentra en su laboratorio trabajando en un ambicioso proyecto cuando llegan los conejitos torpes. El profesor les explica que desea inventar una substancia que sustituya a la madera, una especie de madera instantánea a base de vegetales que evitara la tala de árboles y hará más fácil y rápida la construcción de casas. A Papá se le ocurre agregar zanahorias a la mezcla, pero el resultado que produce no es el deseado. Antes de Probarlo, Astuto zorro roba la fórmula para tratar de enriquecerse. Mientras huye con ella, los conejitos torpes descubren que esta fórmula posee cualidades muy peculiares que acabaran por meter en graves problemas a Astuto zorro.

Los conejitos torpes participan en un concurso de cometas e inventan uno hecho de ladrillos. Con él, vuelan hasta un lugar lejano donde participan en una carrera para vencer al rey de ese país que es un estafador. Ellos ganan la carrera dejándose vencer por el rey, que al fin queda al descubierto por su modo deshonesto de engañar para ganar.

Prissy está enfadada porque en su casa sus papás ponen reglas para mantener el orden y decide escapar de su casa. Se encuentra con un circo cuyo dueño solo quiere divertirse y olvida las reglas del orden, hasta que sus payasos deciden abandonarlo. Finalmente, el dueño del circo y Prissy, entienden que debe haber reglas para mantener el orden.

Los conejitos torpes deciden organizar un día de campo en el trabajo, pero no cuentan con que se encontrarán con el señor Burner, un científico que siente enorme envidia por el doctor Bunsen, amigo de los conejitos Torpes. Decide inventar una fórmula para encoger y lo único que consigue es encoger a nuestros amigos. La envidia es mala consejera y tarde o temprano nos arruina el día.

Al quedarse sin leche, los conejitos torpes deciden ir en equipo a comprar en la tienda de la esquina. Al perderse, encuentran al famoso explorador Sir Edmund, quien busca descubrir el manantial del río Conejizona. Convencido de que no necesita de ninguna ayuda, rechaza sus ideas de trabajo en equipo que le ofrecen los conejitos torpes, quienes a medida que avanza la historia, y a través de las peripecias que implica una expedición, le demuestran a Sir Edmund que no existen logros de una sola persona, sino cooperación y trabajo en equipo.