La Mujer De Judas

Todos observan estupefactos que tras la estampida de caballos llega impotente envuelta en medio de una nube de polvo, Altagracia del Toro, o como bien lo exclama Marcos: La Mujer de Judas.

Al sentirse observada, Gloria cubre su cuerpo con la cortina de baño. Allí se encuentra Salomón quien le hace saber que puede gritar todo lo que quiera, pues están solos.

La pareja descubre en una de las paredes la frase: He vuelto. Inesperadamente Salomón, tomando a Gloria por el brazo, le pregunta si sabía que eso estaba allí. Además, desea conocer qué tiene que ver ella con todo eso.

Mientras se retira de la Empresa, a Gloria le llama la atención ver por los pasillos otra vez al cura. De pronto, se le acerca Ludovico. Gloria pierde de vista al cura. Ludovico se interesa en conocer por qué quiere hacer un documental acerca de La Mujer de Judas. Según la joven, su hipótesis es que tal vez Altagracia no fue quien asesinó al Sacerdote. Ludovico aclara que eso jamás lo sabrá.

Berenice cuenta a Altagracia que ayer la visitó su nieta. Aclara que no fue Sagrario sino su otra nieta. Ante la presencia de Ivonne, Altagracia destaca que su madre se refiere a la hija de su hermano Bartolomé.

Salomón aclara a Gloria que a veces no está seguro si puede confiar en ella, pues no sabe si tiene algo que ver con Altagracia. Gloria se muestra sorprendida.

Ricarda, quien había salido del lugar, regresa nerviosa y cierra la puerta. Afirma haber visto a una mujer vestida de novia. Ludovico no puede ocultar su impresión.

Salomón admite ante Gloria que se ha ido enamorando de ella. La joven desea saber si lo que dice es verdad.

En un video de hace veinte años atrás se observa cuando un funcionario bajo presión hace que Altagracia confiese que mató al padre Sebastián.

Ismael se asusta al escuchar la voz de Altagracia. La mujer le pregunta qué está haciendo con esos guantes.

Buenaventura le pregunta si fue ella quien escribió el aviso “He vuelto”.

Gloria descubre que Altagracia era una de las invitadas. Pero su sorpresa es mayor ante el hallazgo de que el sacerdote que oficiaba la boda, el padre Sebastián, es el mismo cura que se le ha estado apareciendo.

Al oir que una gran multitud de personas le pide que salga de la iglesia, Altagracia, dolida, les exige que se callen. Al ver a Juaca, Gloria llama a su madre. Altagracia y la joven se miran por primera vez.

Altagracia aclara a Gloria que Juaca y ella siempre han sido muy amigas. Gloria no entiende por qué su madre no le había hablado de ella. La expresidiaria destaca que no lo hizo porque ella se lo pidió. Gloria se interesa en saber por qué.

Salomón pide a Gloria que no lo traicione, pues percibe una “atmósfera oscura” a su alrededor. Le pregunta si está casada. La muchacha aclara que ni tiene novio ni está casada; además, desea saber para qué la llevó a esa galería. La pareja no ha notado que son observados a lo lejos por alguien que se mantiene oculto detrás de ellos.

Ivonne informa a Altagracia que ya logró calmar a la señora Berenice. Altagracia pide a la mujer que esconda los guantes pues están manchados con la sangre del padre Sebastián.

Buenaventura llega a la Mansión Del Toro con Berenice. Les informa a los presentes que Juaca y Altagracia se vinieron por otro lado. De pronto, se presenta Juaca. Ludovico le hace saber que tienen cuarenta minutos de retraso. Altagracia entra tomada del brazo de Ismael. Dirigiéndose a Salomón, comenta que al fin se conocen.

Al ver a Gloria con Salomón, Enma informa a su prometido que Calixto necesita el expediente de Cristina Dominé, pues es la principal sospechosa de la muerte de Isabel.

Al regresar al Chalet, Altagracia y Juaca advierten a una mujer con traje de novia. Juaca sale tras la inesperada visitante.

Gloria se acerca decidida a contarle la verdad a Salomón. No obstante, el hombre pide que pruebe unas uvas. Seductor, Vaisman pregunta a la joven si la puede besar.

Ambos se inhiben al ver que Buenaventura los ha estado observando atentamente desde el principio de su cercana conversación.

Vaisman, todavía en shock, hace conjeturas mientras Ludovico lanza una seguidilla de improperios contra la supuesta marioneta de Altagracia: Gloria.

Petunia es reprendida por Gloria pero el regaño es detenido por la súbita aparición del difunto padre arrodillado al frente de la estatua de San Judas Tadeo. Voltea y la observa fijamente. Ella palidece, su respiración cesa...

Gloria decide entrar, mientras los demás la siguen y Pitercito se queda haciendo guardia en la puerta. Sin embargo la paranoia es más fuerte que él y la angustia de sentirse a merced de los espíritus le hace traspasar el umbral de la puerta.

El doctor, en la enfermería, atiende al desmayado de Pitercito. Juaca, presente en el lugar, intenta extraerle información sobre el paradero de su hija. Pitercito, despertando, solo llega a vociferar “Fue ella, la mujer de Judas”.

Se encuentran reunidas en casa de Santia Gloria, Juaca y Altagracia. La verdad está a punto de saberse. Gloria, consternada, escucha a Juaca, confesar que, si bien ella es su legítima madre, no es menos cierto que también es una Del Toro.

En un cuarto lúgubre, desconocido, se observa a través de unos débiles rayos de luz la ropa de La Mujer de Judas junto a una maleta abierta. De repente, se divisa una mano recubierta por un guante ensangrentado. Ella va por una peluca negra. Se escucha un estruendo. La maleta se ha cerrado violentamente.

Se observa a Juaca caminando sigilosamente por las barracas. Cuando intenta partir es descubierta por Calixto. El rostro de la mujer no puede ocultar su angustia.

Buenaventura se encuentra con Salomón, quien le explica la necesidad de confesar la verdad a Gloria sobre la falsificación del Convenio Del Toro-Vaisman, pues se lo pide más el corazón que la razón. Buenaventura demanda prudencia. Vaisman, segado por su cariño para con la heredera, desea entregar las empresas con la mayor transparencia.

Berenice se levanta y va hacia Gloria, la toma del brazo, le advierte que debe comunicarle algunos deseos de Juan Vicente Del Toro. Gloria, intrigada, le recuerda a su abuela que su esposo está muerto. Berenice saca de su cartera un sobre envejecido por dos décadas, lo abre. No puede leerlo. Le comenta a Gloria que ese amarillento papel cambiará su vida. “Pero... ¿Qué dice allí?” comenta impaciente la recién descubierta heredera.

Berenice va hacia Altagracia, la anciana, profética, anuncia el Apocalipsis que se aproxima en la Mansión. La puesta en público de la última voluntad de Juan Vicente Del Toro traerá consigo grandes conflictos. Altagracia –confiada- asegura velará por el respeto y cumplimiento del testamento de su padre.

Altagracia entra en el despacho y va directo al retrato de su padre, le reclama su última voluntad y testamento, demanda su credulidad para con el periodista quien la condenó de asesina. Ahora es ella la que no le perdona la falta de fe de un padre para con su hija. De repente, Altagracia voltea y encuentra a Buenaventura en la puerta, conmovido con la escena. Ella lo mira con odio, con deseos de asesinarle.

Berenice, paranoica, le habla a Gloria al oído sobre la novia asesina que trata de matarlos. Gloria, un tanto confundida pero cansada de tantas injusticias, toma la decisión de quedarse a resolver el misterio de la mujer que pretende destruirlos. El miedo se apodera de Juaca, mientras Gloria se muestra firme

Calixto, incisivo, acosa a Marcos con preguntas para lograr que éste pierda los estribos y confiese la verdadera razón de su casería a Altagracia Del Toro. Logrando su cometido, Calixto ve como Marcos explota y, con los ojos llenos de lágrimas, le confiesa que el padre Sebastián era su hermano.

Berenice relata como ella e Ivonne se han hecho pasar por La Mujer de Judas para librar a Altagracia de ese calificativo. Berenice llora. Se da cuenta que lejos de ayudar a su hija, ese juego, puede hundirla. Juaca, confundida, niega con la cabeza sin llegar a asimilar la historia recién descubierta.

El periodista, pistola en mano, declara para sí su deseo de tener a Altagracia ante él hoy.

Gloria defiende a Altagracia. Hace público que Ivonne y Berenice se disfrazaban de La Mujer de Judas, pero después alguien robó el vestido y desde entonces asesina con él. Todos se miran. Salomón asegura que la asesina está entre los presentes.

Salomón se reúne con Emma en el despacho para manifestarle su intención de pagar la inversión que un día los comprometió en matrimonio. Emma se muestra encolerizada. Vaisman considera estar siendo honesto con ella, por primera vez.

Altagracia, en la ducha, deja deslizar el agua por su cuerpo sin percatarse de la presencia de Marcos. El periodista la mira con admiración al tiempo que levanta su arma. El accionar del percutor pone a Altagracia alerta; se voltea a sabiendas de que no le da tiempo de alcanzar el alambre puesto en la jabonera así que lo reta con la mirada. Él, cautivado por la escultural belleza de Altagracia, no pestañea muy por el contrario continúa apuntándola con firmeza.

Juaca advierte que lo ocurrido es más un aviso que un fallido atentado. Ricarda y Ludovico entran en la habitación un tanto sospechosos por su demora. Chichita lee la nota dejada a Sagrario entre dientes. “La herencia es sólo mía...” Todos se miran temerosos, preocupados.

El periodista, al dar de comer un mango a su rehén, observa cómo el jugo escapa por la comisura de sus labios. Con el dorso de su mano, la limpia cariñosamente. Por breves instantes sus ojos se cruzan, sus miradas se complementan. Marcos inconsciente acaricia el rostro de Altagracia.

Vemos a la verdadera Altagracia agotada y a Marcos montado en su caballo sonriente, triunfador. El periodista le ofrece llevarla en el caballo a la finca, al tiempo que divisa a lo lejos una nube de polvo. Es un vehículo. Altagracia disfruta al ver como los pómulos de Marcos se prensan. Él la agarra para evitar cualquier intento de fuga. Altagracia saborea el temor que siente él.

Salomón y Gloria llegan algo desarreglados a la mansión. Juaca va hacia ellos con actitud de reclamo al ver a su hija vestida con la ropa de Vaisman. Sin embargo, los reproches se olvidan al escuchar los hechos acontecidos en la finca del hermano de Marcos. Juaca queda profundamente sorprendida al oír que el padre Sebastián y Marcos son hermanos. La angustia invade el rostro de Joaquina.

Marcos, a caballo, lleva a la prisionera a una casa abandonada, ubicada de la misma finca. Luego de amarrar a Altagracia, toma un pico y empieza a cavar una fosa para ella. Afirma a la mujer que esa será su última morada.

Altagracia, algo perturbada por los recuerdos, narra no estar consciente de los momentos posteriores a su encuentro con el padre Sebastián en el confesionario. Marcos alterado por la presunta “amnesia” de la mujer le comenta que si no recuerda lo que sucedió, cómo sabe que no lo asesinó. El periodista, fuera de sí, le exige memoria.

El periodista siente una profunda impotencia pues considera que las declaraciones de Altagracia no contienen todos los hechos de aquella fatídica noche. Marcos destroza y avienta todos los objetos que encuentra a su paso. Altagracia se dispone a salir. La mujer afirma haber dicho todo cuanto sabía. Marcos toma del brazo de Altagracia, le participa no dejarla vivir en paz hasta que él no sepa la verdad.

El periodista arrastra a Altagracia, la lanza a un hueco, le apunta con su arma. Altagracia trata inútilmente de explicarle que ella, lejos de matar a su hermano, lo encontró herido en el confesionario y al tratar de ayudarlo se manchó con su sangre. Marcos no escucha razones, está dispuesto a cumplir su cometido.

Altagracia desliza el revólver a su mano. Marcos se despierta, se lanza sobre ella. Altagracia, instintivamente, dispara ante la agresión. Marcos cae herido, se golpea la cabeza. El rostro de Altagracia denota pánico, susto.

Vemos a todos los jóvenes desplazándose con extrema precaución. Suena el teléfono de nuevo, se lee: “Quédense quietos”. Gloria demanda a su adversaria a que de la cara. Petunia grita al descubrir a Sagrario cubierta de pintura roja, recostada de un muro, con la mirada perdida, como muerta.

Sagrario, con sus mejillas perladas por las lágrimas, mira hacia todos lados. Sabe que su muerte es inminente.

Ludovico, nervioso, se pasea por la habitación, pues piensa que Chichita es la autora del crimen. Gabriel y Micaela observan el desespero del señor Agüero, mientras Ricarda -histérica- grita para que alguien le avise lo ocurrido a Salomón. Alirio aparece. Su padre lo abraza efusivamente, le participa el asesinato que su madre a perpetrado.

La futura madre le comenta a Laura los posibles nombres para su bebé: Laura Sagrario o Buenaventura. Laura, llena de ira, toma aire y empuja a Marina por las escaleras. Batista cae salpicando de sangre cada escalón hasta posar su inerte cuerpo en el suelo, a los pies de la escalera. Laura, desde arriba, respira profusamente sin entrar en consciencia del acto que acaba de cometer.

Ernesto se encuentra a Laura en la cocina, le pregunta dónde ha estado. Laura, nerviosa, le dice que paseando para poner sus pensamientos en orden. Ernesto le explica el atentado que ha sufrido Gloria. Capcioso, le vuelve interrogar dónde estaba.

Salomón manifiesta a los reunidos en su oficina –Altagracia, Ludovico, Alirio, Laura, Juaca, Gloria y Ernesto la decisión tomada por un juez sobre el destino de la fortuna de Sagrario.

Es un nuevo día y Altagracia camina por el pasillo central de la iglesia. Al llegar al altar, se arrodilla y le dice al Cristo que cumplirá su palabra de no ver otra vez a Marcos, pues él escuchó su súplica al salvar la vida del periodista. Altagracia siente una presencia cerca de ella. Voltea. Es Marcos.

Gloria plantea a sus amigos tenderle una trampa a la mujer de Judas. A Carmen no le gusta la idea por lo peligrosa que resulta. La abogada agrega que la asesina es un copycat, un asesino que copia la forma en que otros criminales matan. Un imitador de crímenes.

Salomón se encuentra semidesnudo. Enma, colocándose encima de él, le susurra que lo desea. Vaisman va respondiendo a sus caricias. De pronto, se levanta molesto, se da cuenta que Enma no está tan grave. La mujer ha simulado todo el tiempo.

Gloria y Petunia se abrazan, mientras Salomón aproximándose al cuerpo tendido, descubre para el pesar de todos que es Carmen Rosaura.

Laura, nerviosa, aclara a Ernesto tener una reunión de trabajo con Alirio. El joven Agüero comenta sobre la perdida de la cosecha por el incendio. Ernesto se marcha. Alirio en actitud de seguirlo, sin embargo, Laura lo agarra por un brazo. La mujer, amenazante, afirma que su conversación no ha terminado.

Gloria, tras ponerse una bata, exige a Alirio que habla, sin embargo este solo se acerca, la toma por la cintura. Gloria le advierte que va a gritar pero él la silencia con sus labios, la besa a la fuerza.

Gloria le explica a Chichita el comportamiento inmoral de su hijo, al tiempo que, le vaticina un futuro de mucho sexo, pero en la cárcel. Chichita trata de convencer a Gloria para resolver este mal entendido en familia, sin embargo, la joven está decidida a denunciarlo.

El oficial comenta a Laura su hipótesis sobre el asesinato de Marina. Calixto no cree en La Mujer de Judas como autora del crimen, pues no tiene sus marcas tradicionales. Calixto la observa, Laura sin querer se ha delatado, pues nadie a dicho que la mujer cayera por unas escaleras.

Ernesto atiende a Laura en el salón Chardonay. El hombre espera que su amada desmienta las acusaciones que la colocan como la autora material del crimen de Marina. Laura confiesa ser la responsable de esa muerte.

Laura trata de reaccionar al escuchar a los muchachos en su jolgorio, sin embargo, el aire es tan escaso que ahoga cualquier intento por pedir ayuda. La oscuridad invade el nicho, al apagarse la última vela.

La abogado de Enma se disculpa con Salomón al ver que su caso es inconsistente. Gloria por su parte asegura que no podrá destruir su felicidad con Salomón a tiempo que toma la mano del hombre y salen de la jefatura. Alirio y Emma, impotentes, los miran partir.

Enma logra abrir la gaveta, encuentra el documento original del convenio Del Toro-Vaisman. Inmediatamente nota que la fecha de caducidad del convenio, de como expiró hace cinco años. Eufórica por mostrarle el documento a Gloria, Enma lo besa, asegura que Vaisman volverá a ser de ella.

Altagracia y Marcos están trabajando en la remodelación de lo que serán las oficinas de la nueva empresa. Altagracia, se niega a revolver el pasado, manifiesta que desde la muerte de Sebastián, ella sufre de lagunas mentales. Altagracia asegura que apenas recuerde algún dato relevante, se lo comunicará.

El amanecer se muestra en compañía de Salomón trotando por la playa. Alirio observa a Vaisman alejarse, comenta sentir lástima por él, pues no podrá despedirse de Gloria. El joven Agüero, siniestro, camina hacia la recepción del hotel.

Gloria, derrumbada en un sillón, llora sin consuelo en el lobby del hotel. De pronto, la heredera siente como una mano la acaricia el cabello. Entusiasmada levanta la vista, cree que es Salomón, sin embargo, Alirio es quien la acaricia.

Gloria llama a su madre desde la isla. La heredera logra controlar la virulencia de sus cuerdas vocales, solicita a Juaca le cuente las novedades por la mansión. La madre, tras las reiteradas exigencias de Gloria le aclara que Salomón y Enma se van a casar. Las lágrimas de la joven no tardan en perlear, su atónito, rostro.

Juaca, con un tono más bajo al habitual, le dice a Altagracia que Alirio puede ser el niño testigo del que habla Calixto. Joaquina afirma que a Chichita nunca se le despegaba ese niño y de seguro esa noche no sería la excepción. Altagracia, preocupada, medita las palabras de Juaca.

Enma confiesa a Vaisman que el documento poco le importa, pues ha logrado su cometido, tenerlo a él como cónyuge. La feliz dama afirma que exhibirá a su galante esposo como uno más de sus pertenencias.

Calixto queda sin palabra. En la escena final: Salomón, angustiado, solicita a Enma el convenio original. La mujer manifiesta tenerlo en una caja de seguridad, sin embargo le da una copia. Vaisman le arranca dos páginas al documento, pues sin ellas, estará a salvo.

Las Mujeres de Judas se presentan en la sala de terapia intensiva donde se encuentra Marcos y se preparan para matarlo.

Simón, alterado, le pide a Gloria que le diga a Sebastián que le revele quién lo mató y parece que su deseo va a ser complacido por el espíritu de su difunto hermano.

Al día siguiente, los muchachos despiertan encerrados en el cuarto de los Santos de la Iglesia y el Padre Agustín se sorprende al descubrirlos en el lugar.

Altagracia le indica a Calixto y Salomón por dónde van a encontrar el túnel cuando llega Enma muy alterada contando que los muchachos encontraron un esqueleto, noticia que causa gran impacto en Altagracia.

Las Mujeres de Judas se marchan del túnel con las pruebas que los hombres de Calixto habían recolectado en el túnel.

En medio del camino, Altagracia y la Juaca encuentran las evidencias que las Mujeres de Judas robaran del túnel.

Petunia, Micaela y Santia se aterrorizan al ver a las Mujeres de Judas atando a Calixto a una de las tumbas como si lo estuvieran crucificando.

Marcos insiste en interrogar a Altagracia y le pregunta si fue Berenice quien asesinó a su hermano y por eso ella la protege con tanto celo.

Salomón pide a Pancho que vaya a Caracas a buscar los documentos que él necesita. Destaca que ni Enma ni Alirio saben nada de su plan, pues hasta la misma mujer de Judas se va a quedar en pañales con lo que él le va a hacer a ese par.

Salomón exige a Alirio que lo acompañe. Ante la negativa del joven, Vaisman le propina una bofetada y le hace saber que es una orden. Entra Pancho con un maletín seguido por Daza y Arias. Vaisman advierte a Alirio que tiene el expediente que se le abrió por violación.

Mientras hacen el amor, Salomón y Gloria se juran que no dejarán de amarse, pues pertenecen el uno al otro.

Juaca participa a su hija que si se casa, lo hará sin su consentimiento. Tras la partida de su madre, Gloria no entiende por qué todo es tan difícil si sólo está haciendo lo que dicta su corazón, pues ella y Salomón se aman.

Tras alistarse, La mujer de Judas "baja" se retira del cuarto de los santos. La "alta" se queda poniéndose su indumentaria, De pronto, Enma irrumpe en el lugar. Fascinada al ver a La mujer de Judas, Brant Echenagucia exclama: ¡¿tú?! ¡claro... es que tenías que ser tú!, ¿quién más?

Se observa a Enma atada en el confesionario, con un alambre que bordea su cuello y derramando sangre. No obstante, la dama aún está viva. La mujer de Judas cierra el confesionario y camina calmadamente hacia su escondite.

Juaca, Altagracia y Salomón declaran en la comisaría. Para Altagracia, mataron a Enma para culpar a su sobrina. Sugiere que le pregunten a Salomón. Según Juaca, Vaisman mató a Enma porque la mujer no quería darle el divorcio. Por su parte, Salomón destaca que Gloria sería incapaz de asesinar a alguien. Cree que todo es una trampa. Juaca, Altagracia y algunos policías ven a Salomón de manera sospechosa.

Juaca se niega a que Altagracia la acompañe a buscar a Gloria en la finca. Le hace saber que Marcos ya conoce que Gloria es hija de Sebastián.

Juaca pide a las muchachas que vayan al baño de mujeres, mientras ella se deshace de los policías.

Ante una alterada Juaca, Altagracia cuenta que ella, cuando llegó de Suiza, le dijo a Sebastián que había tenido una hija de él. Dolido, el hombre aseguró que si se hubiera enterado antes, no se habría ordenado. Mientras escucha a su desvalida amiga, Juaca también se muestra muy afectada.

Joaquina advierte a Marcos no comentar con nadie lo que sabe. El periodista destaca que la policía podría obligarla a confesar la verdad, si él dice que le disparó a Altagracia a quemarropa. Juaca lo reta a contar la verdad, pues ella no quiere deberle favores. Según Marcos, ya no podrá negar que Gloria es hija de su hermano Sebastián.

Marcos llora mientras ve, desde la ventanilla, a Altagracia luchando por su vida. Pide a Dios que la salve, pues prefiere renunciar a ella, antes de verla morir.

Mientras Ricarda, Chichita, Leoncio, Ludovico e Ismael reanudan el rodaje del video, llega Juaca. Los presentes se muestran sorprendidos al escuchar que Laura asegura que va a contar todo lo que pasó la noche que mataron a Sebastián.

Frente a un espejo, Gloria se amarra el cabello como Altagracia. Una rea le aconseja dejar que las otras presas crean que es hija de Altagracia y del padre Sebastián, pues es la única manera que sobreviva. Al mirarse al espejo, Gloria acepta ser la sucesora de La mujer de Judas.

Afectada, Altagracia repite a Marcos que no puede decirle lo que ocurrió, pues ella y sus amigas hicieron un juramento. El hombre insiste en que lo haga. Promete no traicionarla.

Al llevar a Marcos a la iglesia, Altagracia cuenta que ella trataba de salvar a Sebastián y le rogaba que no se muriera. Marcos aclara a la mujer que entenderá si no quiere proseguir el relato. Por su parte, Altagracia admite sentirse más aliviada, luego de contarle lo ocurrido. No obstante, lamenta que al haber hablado, Chichita, Ricarda y Juaca la tildarán de traidora.

Justo cuando una de las mujeres de Judas va a matar a Salomón, la otra regresa al cuarto. De inmediato, ordena a su compañera que no mate al hombre.

Al saber que Marcos preguntaba a Juaca si ella había asesinado a Sebastíán, Altagracia pide al hombre que deje al sacerdote descansar en paz. Para Rojas Paúl, su hermano estará tranquilo cuando él descubra a su asesino.

Mientras van en la camioneta, Salomón y Pancho divisan a Ivonne y Berenice. Deciden seguirlas para descubrir quién es La mujer de Judas. Justo cuando Ivonne y Santia van a entrar a las barracas, las intercepta La mujer de Judas. Santia intenta huir, pero Ivonne la detiene.

Ricarda manifiesta estar de acuerdo con la afirmación hecha por Juaca.

Una funcionaria policial le avisa a Calixto lo que ocurre con Chichita en el baño y el hombre va a ver qué pasa cuando Alirio, angustiado, lo intercepta preguntando qué ocurre con su madre y el policía le dice si teme que Chichita lo delate.

Calixto y Salomón encuentran a la Mujer de Judas sentada en el ático y Vaisman le hace ver al policía que pueden estar equivocados y que se trate de Lila.

Llena de valor, Berenice comienza a relatar frente a todos los presentes lo ocurrido la noche en que fue asesinado Sebastián cuando la Juaca, angustiada, le pide que no siga.

Ernesto decide regresar al cuarto donde Laura se reunía clandestinamente con Juan Vicente Del Toro a buscar al dinero que el difunto le dejara a la mujer cuando es sorprendido por la Mujer de Judas.

Ernesto se sorprende cuando Calixto le cuenta que Berenice está detenida porque confesó que fue ella quien asesinó a Sebastián.

: La Juaca se enfurece al saber del engaño de Salomón a Gloria pero ésta le aclara a su madre y a Altagracia que será ella la que se encargue de cobrarle al hombre lo que le hizo. Luego su conversación se ve interrumpida cuando Marcos, molesto, irrumpe en la habitación exigiendo hablar con Altagracia.

Salomón le ruega a Gloria que le dé la oportunidad de demostrarle que todo lo que hizo fue por ayudarla y la muchacha duda en complacerlo.

Ernesto visita a Laura en su celda y le cuenta de un plan que tiene para que se escapen de la Mujer de Judas.

Ernesto y Laura están a punto de iniciar su huida cuando llega Patiño a la morgue y recibe una llamada de Calixto ordenándole que no permita que nadie salga del lugar, situación que pone muy tensa a la pareja de fugitivos.

Altagracia le propone a Salomón que trabaje con la Juaca y ella en su empresa y el joven se sorprende ante sus gesto. La Juaca llega en ese momento y se enfurece al verlos conversando amigablemente.

Lila se niega a creer la versión de Ivonne de que ella es la Mujer de Judas y, molesta, le exige que le diga todo lo que sabe de una buena vez.

Una mujer misteriosa se pone el vestido de la Mujer de Judas que Ivonne dejara botado al marcharse de las bodegas.

Gloria le dice a Salomón que, aunque no lo va a perdonar, tampoco piensa divorciarse de él y el joven le exige una explicación.

Todos los presentes en la finca, pero especialmente Altagracia, se impresionan al enterarse de que la Mujer de Judas mató a Patiño y a Ivonne.

Alirio se enfurece al ver que Gloria y Salomón se reconciliaron y hace comentarios que llevan a Vaisman a sospechar que él puede ser la Mujer de Judas, pregunta que Gloria le hace directamente a Ismael.

Una de las Mujeres de Judas admira lo bien que ha quedado su obra mientras Pancho permanece inconsciente.

Cordelia llora presa del pánico cuando Ismael le dice que, aunque la ama, no tiene otra opción que matarla.

Calixto enfrenta a Ismael a todos los presentes pero el joven insiste en que él es la Mujer de Judas antes de decirle a Ludovico que todo lo que hizo fue por buscar su atención y su aprobación, palabras que causan gran dolor en el hombre.

Bañada en llanto y con profundo amor maternal, Ricarda le cuenta a Cordelia cómo fue que llegó a sus brazos y lo feliz que ella ha sido siendo su madre aunque no la haya parido.

En el anfiteatro, Ismael prepara unos grandes cortinajes simulando unas alas para lo que será su gran obra y hace caso omiso a los consejos que trata de darle Alirio de que se marche del país cuanto antes y evite que lo atrapen.

La Juaca encuentra los certificados en dólares y, feliz, comenta para sí misma que sabía que ese dinero era para “ellas”, sin especificar a quién se refiere.

Berenice se molesta al percatarse de la presencia de Laura en la iglesia mientras Gloria y Altagracia llegan al lugar y se dirigen al altar donde las esperan emocionados Salomón y Marcos.

Salomón intenta sacar a Gloria de la iglesia pero Altagracia lo apunta con su arma y le exige que no se mueva.

La Juaca reúne a todos sus seres queridos en un almuerzo al aire libre donde todos comparten felices y Gloria y Salomón sellan se felicidad con un dulce beso. Fin