La Huida

Comienza la Huida y cuatro parejas se disponen a huir de los expertos investigadores encargados de capturarles. Justo y César dos ex escoltas con amplia experiencia, comienzan su fuga sin demasiados nervios. Marta y Mónica por el contrario echan a correr en cuanto saben que son fugitivas. Iván y Luis, dos adictos a las tecnologías y, sobre todo a los móviles, no son conscientes de que a los pocos minutos de iniciar su aventura, han sido observados por las cámaras de un cajero, del metro de Madrid y de una estación de autobuses. Mientras, Juani y Diego arrancan optimistas, confiando en su entorno familiar como clave para pasar 28 días sin ser cazados. Por su parte, los agentes de campo comienzan los interrogatorios a los parientes más cercanos de los fugitivos, aunque la mayor parte de ellos, como el padre de Marta, no son muy colaboradores.

Dos nuevas fugitivas, Laura y Shanos, comienzan su Huida. Van a por todas. Están dispuestas a no dejar ni rastro de sus movimientos, empezando por deshacerse de sus teléfonos móviles. Pero pronto se quedan sin contactos y dejan pistas fácilmente rastreables. Iván y Luis también han cometido muchos errores: las llamadas de teléfono, su paso por cajeros y cargar con sus smartphones, han dado su ubicación a los investigadores, que acaban por cazarles a pesar de sus intentos por esconderse.Justo y César, consiguen la ayuda del que va a ser su mayor aliado en La Huida: su gran amigo el Killo, que les va a proporcionar varios lugares donde esconderse. Mientras, Marta y Mónica siguen su huida con bastante tranquilidad y pasan una noche en el albergue de unas monjas. Diego y Juani, por su parte, están más nerviosos y a pesar de tener muchos cómplices que les cubren, empiezan a sentirse agobiados por el gran número de cámaras de vigilancia.

Los fugados sospechan que tienen cerca a los agentes y son capaces de hacer cualquier cosa por evitar ser cazados. César decide raparse el pelo, Diego se lo tiñe, e incluso se arriesga a subir por una pared para entrar en una vivienda y Marta y Mónica se esconden en un tipi, una tienda típica de los indios americanos. Pero Laura y Shanos no van a poder despistar a los agentes. Después de una emocionante persecución en coche darán por terminada su Huida. Mientras, una nueva pareja, David y Ana, comienzan su fuga

Gracias a una trepidante persecución por el centro de Madrid, otra pareja de fugitivos, los ex escoltas Justo y Cesar, son capturados. Y todo por culpa de una llamada de Justo. Un nuevo fugitivo, Daniel Carpintero, comienza el desafío. Huye solo pero tiene algo a su favor: es experto en escapismo y su experiencia puede ser una ventaja. Mientras, Diego y Juani, comienzan a notar los efectos del cansancio y la tensión de la Huida.

A pesar de haber conseguido pistas sólidas de los siete fugados que aún están escapando, los investigadores no consiguen atraparles. David y Ana están en Andalucía pero se plantean hacer un cambio radical en su estrategia. Toño y Roberto han elegido una ruta complicada del Camino de Santiago porque creen que es más difícil que los agentes puedan seguirles. Lo mismo que Daniel Carpintero, que confía en que la ruta puede ayudarle a mantener su anonimato. Marta y Mónica siguen recurriendo a amigos y familiares para refugiarse, pero sospechan que los agentes pueden estar cerca y deciden saltar por una ventana para que ninguna cámara pueda grabarlas.

En Central se pide la colaboración ciudadana a través de un periódico para conseguir más información de Marta y a Mónica. Varios testimonios las sitúan en tres localidades de Castilla la Mancha. Los agentes se dirigen allí para investigar sobre el terreno mientras las fugadas se dirigen a Aragón haciendo autostop. Toño y Roberto siguen contando con buenos amigos para ayudarles en sus movimientos. Elena y Fidel serán sus mejores cómplices. David y Ana sospechan que tienen muy cerca a sus perseguidores y, a pesar de que intentan dejar pocas pistas, cometen un grave error: ir a una estación de autobuses por la que ya habían pasado 24 horas antes. Los agentes acaban por darles caza. Por su parte, Daniel cambia de estrategia y decide dirigirse al sur, a una zona más segura. Una llamada de teléfono hará que los investigadores den con su paradero.

El comisario Galón cree que por fin pueden atrapar a Marta y a Mónica y monta un operativo con tres patrullas para acorralarlas y darles caza. Pero los agentes no consiguen su objetivo y las fugitivas se escapan sin ser conscientes de lo cerca que han estado de terminar su Huida. Los que tambión tienen cerca a los investigadores son Toño y Roberto, que han conseguido evitarles por muy poco. Su nuevo plan es dirigirse hacia el sur y lo harán andando y haciendo autostop. Sin embargo, para Daniel Carpintero sí ha terminado la Huida. Una llamada y un registro en unos apartamentos, han sido la clave para dar definitivamente con su paradero. Un éxito para la Central. Pero todo va a cambiar radicalmente. Tanto los cuatro fugitivos que aún no han sido atrapados como los investigadores van a recibir una noticia inesperada. Los fugados tienen 29 horas para dirigirse a un punto de extracción donde les espera un avión que les alejará definitivamente de sus perseguidores. Los agentes tendrán que encontrarles antes.

A 29 horas del final de la Huida, los fugados han sabido que deben dirigirse a un punto de extracción desde donde se pondrían a salvo de sus perseguidores. Las dos parejas de fugitivos que aún están huyendo van a usar estrategias muy distintas para llegar al objetivo. Toño y Roberto llegarán a los alrededores del lugar de la cita el día anterior. Una estrategia arriesgada pero que puede ser la clave de su éxito. Mientras, Marta y Mónica, apuran los minutos para llegar justo en el momento del despegue del avión. Contarán con la ayuda de una aliada que les permitirá llegar hasta la puerta del aeródromo. Por su parte, Galón y Oscar se unirán a todas las patrullas operativas para llegar a tiempo y dar caza a los fugitivos.