Mujer Secreta

Eugenia y Bernardo se miran bajo un mágico influjo y sucede entre ellos el inolvidable primer encuentro.

Gustavo llega a su apartamento visiblemente alterado y no encuentra a Eugenia. Los celos hacen estragos en Gustavo.

Eugenia cataloga la vida de Carlota de desastrosa. El antagonismo entre ambas es radical e irreconciliable.

Eugenia luego de despedirse de Gustavo, encuentra en su auto el mensaje que le dejara Bernardo la noche anterior.

Gustavo fotocopia el expediente perteneciente a la empresa “Autana”.

Gustavo al enterarse de que ha sido excluido de la junta convocada por José Manuel, furioso se marcha de la oficina.

José Manuel, Gustavo y Eugenia se reúnen en un restaurante. José Manuel percibe claramente la infelicidad de Eugenia.

Gustavo llega a su casa, le sale el paso a Eugenia y la golpea.

Eugenia ha narrado a Bernardo varios de los penosos pasajes de su vida. Bernardo declara su amor a Eugenia.

Eugenia recuerda las palabras que le dijera Bernardo y rotunda decreta que el encuentro con Bernardo la ha marcado para siempre.

Gustavo y Eugenia cenan en un lujoso restaurante. Gustavo desea saber si Eugenia todavía lo quiere y sin rodeos lo pregunta.

Eugenia le advierte a Gustavo que asistirá al almuerzo de los Valladares pero no le dirigirá la palabra a Carlota.

Carlota se presenta ante Eugenia y le asesta una furiosa cachetada, Carlota culpa a Eugenia por la desaparición de Gustavo.

Eugenia corre a la entrada de la mansión cuando repentinamente José Manuel le sale al paso y la sorprende.

Cecilia revisa uno de los sacos de Javier y encuentra la factura del collar de perlas que compró en Aruba. La confianza de Cecilia por su esposo se desvanece.

Eugenia recibe en su apartamento a José Manuel. Carlota se presenta en el lugar y cree confirmadas sus sospechas.

Sobre Eugenia se avecina una gran tragedia, Gustavo está de regreso.

Gustavo cae derribado por el rabioso puñetazo que José Manuel le asesta en el rostro.

Una hermosa playa costarricense sirve de escenario para que Eugenia y Bernardo se reencuentren.

Eugenia y Bernardo disfrutan de una romántica cena cuando el sonar del teléfono los interrumpe.

Eugenia debe preocuparse pues ella junto a Bernardo le mostraron lo que es el verdadero horror, tanto, que ni de él mismo se espanta.