Los Archivos del FBI (Doblado)

En 1984, el sur de Miami se convirtió en el hogar de un asesino en serie sádico. Haciéndose pasar por fotógrafo de modas, Cristopher Wilder atraía a mujeres jóvenes que iban de compras con la promesa de fama y fortuna. La mayoría terminaron muertas. Mientras el FBI iba acercándose a él, Wilder partió a desatar su furia criminal a lo largo del país. El FBI agregó a Wilder a su programa de la los fugitivos más buscados. El caso continuó, y Wilder estaba desaparecido. Lo que detuvo al asesino serial no fue el sofisticado ni brillante trabajo policial, sino la publicidad nacional que el FBI creó.

Larry Horn casi se sale con la suya con el crimen perfecto: un complot de homicidio múltiple que había sido planeado y ejecutado meticulosamente. La ex esposa de Horn, su hijo de ocho años, y una nana fueron asesinados de manera brutal por un asesino. Ante la ausencia de pistas significativas, la policía en Maryland los contactó para que los ayudaran en la investigación. Con sus recursos y sus agentes de gran capacidad, imaginación y determinación, el FBI pudo descubrir y exponer una conspiración compleja y de largo alcance para cometer asesinato para ganar dinero.

Un predador escurridizo estaba suelto en la rural sur de California – alguien que secuestraba mujeres del frente de sus casas a plena luz del día. También era un sádico, el cual llamaba a la familia de la víctima, se burlaba de ellas, las animaba y después les arruinaba las esperanzas. Como un juego de ajedrez, los perfiladores del FBI y los examinadores forenses pudieron aventajar al asesino, y ponerle fin a su juego mortífero del gato y el ratón.

Cuando un joven y su madre fueron secuestrados y asesinados por un temible cartel de drogas, los agentes del FBI en el campo trabajaron sin descanso para colarse en el submundo secreto de las drogas y sacar a la luz a los que estaban involucrados. Su trabajo de vigilancia e investigación descubrió una estela violenta de asesinato y avaricia. Los agentes del FBI y los examinadores forenses juntaron toda la evidencia necesitada para sacar y luego destruir el cartel.

La fuerza de policía local quedó atónita cuando el cuerpo de una mujer joven no identificada apareció en una vía en su pequeña ciudad de Pennsylvania. Entonces recurrieron a los laboratorios del FBI. El laboratorio de alta tecnología del FBI permitió a los investigadores y a los agentes identificar a la víctima. Al saber quién era, los agentes pudieron rehacer cada uno de sus pasos. Aunque el camino para hallar al asesino era muy largo y difícil, los agentes persistieron. Finalmente se encontraron cara a cara con el joven asesino de la mujer, un hombre que determinaron que era responsable de varios otros asesinatos.

Los estragos de un asesino en serie fueron descubiertos cuando los cuerpos de varias mujeres jóvenes comenzaron a aparecer en tumbas poco profundas que salpicaron el ambiente silvestre de Alaska. El asesino se burlaba de sus víctimas y las cazaba como animales antes de asesinarlas de un tiro. Luego volvía a su casa en el terreno escarpado. Pero su persecución comenzó a unos cinco mil kilómetros, donde los perfiladores del FBI hicieron un estudio de la mente del criminal.

En la costa del golfo de Mississippi, un juez y su esposa político fueron asesinados de manera salvaje dentro de su casa. El asesino dejó pocas pistas y la investigación no condujo a nada. Pero el FBI se tomó un tiempo de espera. Una vez que se determinó que las leyes federales habían sido violadas, los agentes saltaron a la investigación. Descubrieron a varios corruptos del gobierno local y a un grupo de criminales conspiradores violentos, conocidos como la mafia Dixie, responsables de fraude, lavado de dinero y asesinato.

La corrupción en el departamento de policía de Nueva Orleans se expandió como un cáncer a principios de 1990. Atraídos por las ganancias fáciles de la industria de narcóticos, los policías corrompidos comenzaron a violar las leyes que juraron proteger. No se hubieran detenido, incluido el asesinato, para proteger sus fraudes. Cuando se hizo evidente que no podían vigilarse a sí mismos, el FBI se involucró. Poniendo sus vidas en riesgo, los agentes idearon una manera de sacar a los policías violentos y restaurar la confianza en la fuerza policial de la ciudad.

Los residentes de la pequeña ciudad de Noel, Missouri, quedaron sorprendidos cuando uno de sus bancos fue robado. Cuando no pudieron encontrar al presidente del banco por ninguna parte, los residentes se enfurecieron. El FBI descubrió que las cosas no son siempre lo que parecen. Pistas pequeñas condujeron a los agentes al cuerpo del presidente del banco. Sin ningún sospechoso, el FBI dependió de la determinación obstinada y de la ciencia forense moderna. Los agentes poco a poco reunieron pequeños rastros de evidencia. El resultado fue una red sólida para condenar a dos hermanos por roba a un banco y un horrible crimen.

Desde mayo hasta julio de 1984, Alton Coleman y su pareja de hecho, Denis Brown, se involucraron en una ola de asesinatos que atravesó seis estados y que dejó ocho personas muertas, entre ellos niños. El FBI coordinó los esfuerzos de loas fuerzas de la ley a través de todo el país para ubicar a la pareja. Su experiencia en conducir capturas por los asesinos más malvados del país dio furto. La pareja fue ubicada y aprehendida mientras planeaban otro asesinato.

Una joven madre y su hijo desaparecieron misteriosamente de su casa. El esposo de la mujer era el único sospechoso, pero luego quedó descartado. No había evidencia sólida de que un crimen había sido cometido. Seis meses más tarde, un granjero local encontró los restos de la mujer desaparecida y su hijo. Ambos habían sido asesinados. Los agentes y la policía local solo tenían una pequeña porción de evidencia, un cabello sin identificar encontrado en el auto de la mujer asesinada. El cabello era muy pequeño para analizarlo. Los examinadores del laboratorio del FBI desarrollaron una nueva técnica de análisis de ADN y así finalizó el misterio. La ex novia celosa del marido había asesinado a la mujer y al hijo.de forma inconsciente.

En 1980, el FBI comenzó una extensa búsqueda de operación encubierta, de nombre códifo “Safebet”, que fue diseñado para exponer la infiltración de la mafia de Chicago en los alrededores de los suburbios de la ciudad. Los agentes encubiertos rápidamente descubrieron que la mafia tenía sus tentáculos esparcidos en cada aspecto de la comunidad de las fuerzas de la ley. Los agentes volvieron a concentrarse y buscaron exponer a los políticos corruptos y a la policía. Sin querer descubrieron el asesinato de un mmiembro de la alta sociedad perpetrado por un abogado celoso y codicioso de la mafia y cubierto por el jefe de la policía local. La conspiración le dio al FBI la ventaja que necesitaba para romper el control absoluto de la mafia en los suburbios

Después de una serie derobos violentos a bancos y asesinatos en el sur de Miami a mediados de los 80, el FBI se embarcó en una investigación exhaustiva de ocho meses. Con poca evidencia y sin sospechosos, los agentes estaban dispuestos a intentar encontrar a los violentos perpetradores. El 11 de abril de 1986, unos agentes que realizaban una vigilancia de rutina detectaron el vehículo usado en los robos de los bancos. Intentaron arrestar a los dos sospechosos en el auto. A continuación, sucedió la balacera más sangrienta en la historia del FBI. Después de una batalla de cinco minutos, dos agentes y los dos sospechosos cayeron muertos, otros cinco agentes fueron heridos de gravedad.

A inicios del verano de 1990, los cuerpos de varias mujeres empezaron a aparecer dentro y en los alrededores de la ciudad de Viena, Austria. Con una extensa investigación de la policía vienesa, se determinó que los asesinatos habían sido obra de un predador sádico. Europa estaba lidiando con un asesino serial. Sin ninguna experiencia con esta clase de predador, la policía vienesa recurrió al FBI. Los perfiladores del FBI pudieron identificar a un sospechoso de los asesinatos. Incluso peor, relacionaron a este mismo asesino con los asesinatos cometidos en los Estados Unidos. Una persecución internacional se llevó a cabo. El asesino, Jack Unterweger, un celebrado escritor en su natal Alemania fue ubicado y arrestado en Miami, Florida.

El 20 de agosto de 1980, un francotirador invisible asesinó a dos hombres negros jóvenes mientras trotaban con dos mujeres blancas en Salt Lake City, Utah. La policía usó todos sus recursos a encontrar a un asesino que casi no dejó pistas. Se reunieron con agentes del FBI y detectives de todo el país que habían tenido asesinatos con francotiradores por razones raciales. Un mes después, con solo un poco más que una matrícula, la policía de Kentucky arrestó a Joseph Paul Franklin, pero el individuo escapó de la custodia. El FBI puso a Franklin en su lista de los diez más buscados, y comenzó una persecución intensa. El asesino supremacista blanco, responsable de al menos veinte muertes, fue arrestado dos meses después por agentes del FBI en Tampa, Florida.

Chevie y Cheyne Kejoe ganaron la atención nacional después de la grabación de un tiroteo en una cinta con oficiales estadales y locales en Wilmington, Ohio, el 15 de febrero de 1997. Los oficiales salieron ilesos, pero los hermanos escaparon y dejaron el estado. El FBI rastreó a los dos hombres armados, entendiendo que Chevie y su asociado, Daniel Lee, eran sospechosos de un triple homicidio en 1996 en Arkansas. Los hombres eran parte de un grupo supremacista blanco que intentaba fundar un estado soberano único para blancos en Estados Unidos, y había sido relacionado con crímenes desde robo armado hasta secuestro. Cuatro meses después del tiroteo, los agentes del FBI arrestaron a los hermanos, quienes se habían estado escondiendo en Utah mientras continuaban construyendo un arsenal.

Para abril de 1995 en Washington DC, dos oficiales recibieron disparos y uno de ellos fue asesinado. Cada uno había estado sentado en sus patrullas cuando un hombre se acercó sigilosamente y abrió fuego. El FBI entró en escena para ayudar a atrapar al asesino de policías. Los agentes identificaron al hombre que parecía ser el asesino, pero no podía ser hallado. Tras meses de operaciones de vigilancia por todo el país, tuvieron un golpe de suerte; encontraron al sospechoso en Baltimore, Maryland. Una fuerza de tareas se organizó para hacer el arresto. Desafortunadamente, el asesino estaba un paso adelante. Encontró a un agente desprevenido y le disparó, y se sentó en su vehículo para hacer un arresto. Un tiroteo violento comenzó. El reinado del asesino terminó con una bala del FBI.

Las tensiones raciales en Buffalo durante 1980 estaban en su punto máximo todo el tiempo. Seis hombres negros habían sido asesinados de manera violenta, dos de ellas con sus corazones extraídos. Lo único que vinculaba a las víctimas era su origen étnico y el hecho de que habían recibido un disparo de un arma con balas calibre veintidós. Los residentes le exigieron a la policía detener a este asesino en serio. Sin ningún sospechoso, los investigadores locales recurrieron al FBI. Los perfiladores pudieron producir una composición psicológica más probable de la clase de persona que podría ser. Los análisis dieron resultado. Usando el perfil, los agentes determinaron que un evento similar en Georgia que no parecía tener conexión alguna también había sido efectuado con un asesino llevando un arma parecida. El perfil coincidió con el sospechoso en cada aspecto. Fue lo suficiente para detener al asesino de por vida.