Los Archivos del FBI (Doblado)

En 1994, una inmigrante adolescente fue a los Estados Unidos para realizar su sueño de convertirse en doctora. Pero un giro trágico del destino intervino, cuando se encontró víctima inocente del comercio de las drogas. Secuestrada y mantenida cautiva, sobrevivió por varios días contra toda adversidad. Las autoridades arrestaron a sus captores, pero ellos se negaron a revelar su paradero. El FBI y la policía local estaban corriendo contra el reloj, determinados a salvar la vida de la adolescente. Su investigación reveló una historia compleja de drogas, traición y venganza.

A mitad de los años 90, una banda de ladrones profesionales de bancos realizó ataques en ciudades a lo largo de siete estados. Los disfraces y la rapidez protegieron sus identidades de las cámaras y de la policía mientras robaban cientos de miles de dólares, siempre dejando una bomba para aterrorizar a sus víctimas. El peligro aumentó cuando el FBI descubrió que los asaltantes tenían una agenda más allá de su fortuna personal. Para detener a estos extremistas y su creciente operación, el FBI necesitaba capturar a sus líderes.

Un fin de semana del Día del Trabajador se convirtió en una pesadilla de homicidio mientras una ola de crímenes tenía aterrorizado a todo el país. En una pequeña comunidad de Ohio, una anciana y un adolescente desaparecieron con pocas horas de diferencia. La policía creía que los casos estaban relacionados, pero no sabían cómo. Entonces contactaron al FBI para pedirles ayuda. Un rastro de vehículos robados y de las víctimas de homicidios a lo largo de siete estados guió a los agentes a una persecución de dos sospechosos de asesinato. La única manera de detenerlos era anticipando la siguiente movida de los criminales.

Un día que comenzó con un paseo escolar al campo terminó con la peor pesadilla para los padres. Una niña de once años había desaparecido. Sus padres estaban seguros de que no se trataba de una huida. Cuando no la encontraron en el vecindario de Illinois, llamaron a la policía. El FBI pronto se unió a la investigación y la familia y los amigos trabajaron con los detectives y agentes en una búsqueda urgente de la niña desaparecida. Enfrentados a reportes conflictivos de testigos y a pistas falsas, los agentes no se detendrían hasta encontrar a la niña, y la verdad.

En el verano de 1998, una mujer acaudalada de Jackson, Mississippi, desapareció de su casa en plena luz del día. Una misteriosa nota al azar con doce nombres y sin instrucciones específicas fue dejada atrás. La nota, y unas gotas de sangre fueron las únicas pistas de su destino. El FBI y la policía local batallaron para encontrar respuestas en el mensaje encriptado, de manera que hallaran al secuestrador y rescataran a la víctima antes de que se le agotara su tiempo. Resolver el crimen requirió la perspicacia aguda de un perfilador criminal y la perseverancia de una familia, las autoridades locales y del FBI.

En Arizona, un cargamento de dinero desapareció en el desierto, junto con los dos hombres contratados para vigilarlo. El FBI no sabía si los guardias eran participantes o víctimas de una emboscada. Las respuestas yacían en alguna parte de los miles de kilómetros cuadrados del territorio noroeste de Arizona. Cuando el vehículo fue recuperado con tres mil dólares y los conductores desaparecidos, las sospechas de que se trataba de un trabajo interno crecieron. Los agentes del FBI batallaron para unir todas las pistas dispersas y revelar la verdad sobre lo sucedido a los hombres perdidos y el paradero del dinero.

El Alabama, un par de criminales condenados escaparon de la custodia de un oficial local y huyeron a lo largo del país. Mientras huían de las autoridades, se fueron de estado en estado desatando una ola de secuestros y robo de autos. Cuando un oficial militar extranjero desaparece mientras les seguían el rastro, la policía y los agentes del FBI se preguntaron si los fugitivos armados se habían convertido en asesinos. Los agentes creyeron que la pareja se estaba tornando más violenta, y se apresuraron para encontrar a los prófugos antes de que más víctimas se cruzaran en su camino.

En 1992, una madre joven fue baleada frente a su hijo. La policía buscó respuestas, pero no encontró ninguna. El horrible crimen parecía carente de motivo y sentido, solo por azar. La víctima, la esposa de un abogado prominente de Atlanta, fue enterrada con un secreto; uno que el FBI creía que los guiaría a su muerte. Esto obligó a los agentes locales y federales a desenredar una red intrincada de dinero, drogas y homicidio.

En Memphis, Tennessee, un horrible crimen dejó aterrados a los residentes de la zona. Cuando una madre joven y acaudalada fue secuestrada frente a la casa de sus suegros, la policía tenía muchos sospechosos. La víctima de veinticinco años dejó un matrimonio turbulento, un ex esposo y varios novios rechazados. Todos estaban en la lista de seleccionados del FBI. Para encontrar a la mujer y a su secuestrador, los investigadores tendrían que determinar primero el motivo. Los agentes y la policía se vieron obligados a considerar si se trataba un acto de violencia al azar, o un crimen llevado con meticulosidad.

En 1997, una serie de crímenes en una pequeña comunidad agrícola de Iowa dejó a los residentes sorprendidos y aterrados. Dos hombres jóvenes fueron a una ola de robos, secuestro y asesinato. Para cuando fueron identificados, ya tenían una ventaja de doce horas. Mientras la persecución de los dos hombres se extendía, el FBI comprometió sus recursos para rastrear a los sospechosos. La persecución llevaría a los agentes a través de seis estados para atrapar a los asesinos antes de que atacaran de nuevo.

A finales de los ochenta, las importaciones de cocaína en Florida estaban entre las más altas del país. El homicidio y la intimidación se impusieron en los territorios. Desesperados por detener la violencia, las autoridades locales recurrieron al FBI por ayuda. Un traficante no se sometió a nadie. No se detendría ante nada para evitar que los detectives y agentes construyeran un caso contra él. Cuando su organización empezó a atacar al gobierno, una ciudad emitió la alerta máxima. Para hacerlo caer, se requeriría el trabajo en conjunto de la policía, la DEA y el FBI

En Kokomo, Indiana, un crimen impensable aterrorizó a los residentes. Una mujer fue secuestrada de su casa una clara mañana de primavera. Gotas de sangre y el vidrio roto de una ventana fueron todo lo que quedó para indicarles a las autoridades lo sucedido con la víctima de veintiún años. Después de varios días de búsqueda, un ex perfilador del FBI redujo la lista de sospechosos a uno. Los agentes y los detectives siguieron el rastro a través de las fronteras estatales esperando encontrar a la víctima antes de que su tiempo se agotara.

En julio de 1997, un triple homicidio aterrorizó a los residentes de la capital del país. En un café en Georgetown, tres empleados fueron asesinados con disparos. Los investigadores no pudieron encontrar sospechosos inmediatos, y no había un motivo claro para el ataque. La evidencia en la escena del crimen apuntaba en muchos sentidos. ¿Se trataba de un crimen de odio, un robo que había salido mal, o un acto de venganza a sangre fría contra una de las víctimas? La Policía Metropolitana recurrió al FBI por ayuda. Esperaban que la experiencia técnica del buró pudiera traer justicia por las víctimas del triple homicidio.

En 1986, la pequeña ciudad sin crímenes de Indiana se tornó violenta por la llegada de un extraño muy peligroso. Después de que un oficial fue baleado en Point Blank Range, el asesino psicótico llevó a los investigadores a través del Medio Oeste. Nadie sabía dónde atacaría de nuevo el pistolero, a pesar de que su registro de asesinatos y secuestros crecía. El FBI y la policía estatal corrieron contrarreloj para salvar el corazón de Estados Unidos de este asesino enloquecido, antes de que matara de nuevo.

En Langley, Virginia, un hombre armado disparó contra el tráfico de las horas pico. El descarado tiroteo diurno de empleados de la Agencia Central de Inteligencia sorprendió al país. Las víctimas parecían seleccionadas al azar, pero el motivo parecía ser político. Se llamó al FBI, pero la búsqueda a nivel nacional se convirtió rápidamente en una búsqueda internacional de gran alcance. Los agentes procesaron más de 2000 pistas y cruzaron un océano en un esfuerzo por entregar justicia.

El día antes de acción de gracias, una madre descubrió que su hijo de 10 años había desaparecido de la escuela. Nadie sabía cómo podía haber sucedido. En pocas horas, toda la familia del niño estaba desesperada buscándolo. Las pocas pistas en el caso rápidamente lo dejaron sin resolver, y el FBI fue contactado para ayudar en la investigación. La búsqueda de los agentes y las autoridades locales cubrirían miles de kilómetros para exponer al secuestrador y encontrar al niño perdido.

En una tarde de verano en la lujosa Lodi, California, una niña de doce años es secuestrada de su casa. Muchos oficiales de policía y agentes del FBI se reunieron, determinados a encontrar a la pequeña antes de que fuera demasiado tarde. Cuando el auto del secuestrador es descubierto en un campo cerca de Lodi, la unidad canina, los helicópteros y cientos de voluntarios realizan una búsqueda las veinticuatro horas. Se necesitaría una comunidad unida preocupada por uno de sus más pequeños para encontrar a la niña desaparecida.

En la Texas rural, una niña de trece años es secuestrada de camino a la escuela. Desesperado por encontrarla a salvo, su padre millonario contacta a las autoridades locales y al FBI. Mientras los oficiales de policía y los agentes llevaban a cabo una vigilancia por aire, su padre condujo cientos de kilómetros en medio de la noche para entregar el rescate en efectivo en un lugar que los secuestradores cambiaban una y otra vez. En un último esfuerzo para salvar a la niña, los investigadores tienen que enfrentarse en una balacera peligrosa contra cinco criminales desesperados.